
A las ocho y media de la tarde de ayer España estaba concentrada en los lugares clave para el ver el partido: bares, calles con pantalla gigante, plazas... Todo el mundo iba a ver la primera final de España en un mundial.
Los nervios se empezaron a notar cuando empezó la segunda parte del partido, en la que ningún equipo consiguió marcar algún gol que les pudiera llevar a la victoria. Hubo muchas patadas, de la selección de Holanda hacia España, demasiadas tarjetas amarillas, muchas faltas pasadas por el árbirito y muchos intentos de marcar gol en ambos equipos, pero finalmente la segunda parte del partido llegó a su fin, dando lugar a la prórroga, la última oportunidad de marcar para no dejar paso a los penaltis.

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